Semana de parciales!

Veda total a la paciencia, a los buenos modales y sobre todo a la mantención de la calmaaaaaaaaaaaaaaa. Ya lo ha dicho un profesor de física que me dictaba clases: yo trato de alejarme cuando mis compañeras rinden parciales. Se vuelven feas, malas, aguerridas, le salen granos de los nervios y dejan de peinarse. Te contestan mal y viven a la defensiva. Yo creo que estaba exagerando un poco (en ese entonces estaba haciendo apenas el curso de admisión) y aún creo que no es tan así. Pero rendir parciales (a mi) me cambia la vida. Ojo, me sigo peinando y mi existencia lleva levemente un curso parecido. Aunque horas antes, plin! el estallido estomacal. Te agarra un no se que (estoy tratando de compararlo con algo extremadamente horrible pero no encuentro un malestar parecido): te duele la panza, se te pone la mente en blanco, transpirás mucho, puteás a todo el mundo y te hacés la misma pregunta que todos se deben hacer pero ninguno exterioriza: ¿PORQUE CARAJO NO ME PUSE A LEER EN VEZ DE MIRAR ESA MIERDA EN LA TELE?
Hay tres minutos entre que te dan el parcial, lo lees, te perfilás (puteando o agradeciendo haber leído ese puto ejercicio) y algo tuyo te dice:
....Uh joya, lo que estudié (esas se repiten pocas veces)
....Hubiese estado mejor si faltaba
....Al horno
....Bue, escribamos algo, no puedo entregar una hoja en blanco.

La espera es un tema aparte. La espera es como un novio divino con
pito chiquito. Al principio lo aguantás pero después tirás la toalla.
Y ni hablar si estamos hablando de profesores que mandan la nota por
mail. Ahí sí que mi cuore revienta. Como en estos días.